¿Entrarán Bonds, Clemens y Sosa?
Aquí les dejo este trabajo cortesía del
colega Eric Núñez de las Associated Press. Coincido en todo lo que dice.
Llegó
la hora: esta es la prueba decisiva para la era de los esteroides.
Los
miembros del Salón de la Fama
del béisbol le dieron la espalda a las candidaturas de Mark McGwire, Rafael
Palmeiro y Jeff Bagwell por sospechas o pruebas de que utilizaron sustancias
para mejorar el rendimiento, pese a que los tres cuentan con las credenciales
para estar en Cooperstown.
Pero
la próxima votación constituye el examen de rigor más fuerte, al aparecer por
primera vez un grupo de nombres prominentes como Barry Bonds, Roger Clemens y
Sammy Sosa.
Más
de 600 miembros de la
Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos tienen
un mes para decidirse en torno al dilema si el consumo de drogas -ya sea por
admisión, un control que dio positivo o la sospecha por parecerse a Popeye de
un día al otro- debe cerrarles las puertas al templo de los inmortales del
béisbol.
La
tendencia marcada por las últimas votaciones no favorecen al trío
Bonds-Clemens-Sosa.
Pese
a ser décimo en la lista histórica con sus 583 jonrones, McGwire nunca ha
alcanzado un cuarto de adhesiones tras haber reconocido que consumió esteroides
y hormona del crecimiento humano.
El
cubano Palmeiro se encuentra dentro de un grupo de cuatro jugadores con al
menos 500 vuelacercas y 3.000 imparables. Hank Aaron, Willie Mays y Eddie
Murray son los otros tres y todos están en el Salón de la Fama. Pero Palmeiro dio
positivo a dopaje en 2005 y en los dos años en los que su nombre ha aparecido
en la papeleta no ha pasado del 12,6% de los votos.
Sin
que su nombre fuese salpicado en una investigación, mucho menos con un
resultado positivo, Bagwell no ha podido alcanzar el 75% de los votos
necesarios para ser exaltado en sus dos primeros años de elegibilidad. La mera
apariencia de sus robustos músculos ha valido para marginarlo, si bien más cerca
que McGwire y Palmeiro, puesto que obtuvo un respaldo del 56% en el último
escrutinio.
¿Qué
va a pasar cuando en enero próximo se anuncien los resultados de la nueva
votación?
Bonds,
encontrado culpable en 2011 por un cargo de obstrucción a la justicia, posiblemente
no entrará en la primera vuelta, pese a ser el rey histórico de jonrones con
762.
La
misma suerte debe acompañar al dominicano Sosa, quien protagonizó con McGwire
un memorable duelo de jonrones en 1998. Pero el dominicano, según una versión del
diario New York Times, habría dado positivo por dopaje.
Otro
tanto ocurre con Clemens, siete veces laureado con el premio Cy Young.
A
la mayoría de la masa de 600 votantes les importa poco los reiterados
desmentidos de los tres, cuyas estadísticas sobran para colocarles en el Olimpo
del béisbol de Grandes Ligas.
Y
es aquí es donde encontramos el dilema, uno en el que se debe tomar en cuenta
la razón de ser de un Salón de la
Fama.
Imagínese
irse de excursión a Cooperstown, dar un recorrido a los pabellones del recinto
y no encontrar los nombres de Bonds o Clemens, ambos metidos en la discusión
sobre el mejor bateador y el mejor lanzador en la historia del deporte.
¿Se
debe borrar la historia del deporte?
La
respuesta es no, por más que uno puede tener la razón al decir que estos
personajes cometieron trampa.
Como
miembro de la BBWAA
(las iniciales en inglés de la asociación) y reportero de The Associated Press,
me toca votar por primera vez en 2014.
Mi
inclinación es declinar ejercer el voto al considerar que cubro diariamente los
pormenores del béisbol y no deseo bajo ningún concepto poner en conflicto mis
tareas.
Pero
mi juicio sobre la era de los esteroides es que existió y no se puede tapar el
sol con la mano.
Los
Bonds, Clemens, Sosa y Mike Piazza (otro más bajo sospechas) consiguieron sus
números y los mismos existen. Ellos, al final de cuentas, serán los que deberán
afrontar las consecuencias si al ser electos reciben el rechazo de los fanáticos,
tal vez con abucheos en la ceremonia de exaltación.
Así
de simple se debe afrontar el asunto. Los votantes no deben asumir el papel de
fervientes defensores de la moral al escudarse con los requisitos de
"integridad" y "carácter" que se resalta en la papeleta. Es
absurdo ponerse a votar en base a la suposición o presentimiento de que tal
pelotero se dopó o no.
Lo
que se debe dejar a un lado es seguir machacando n el mito de que el consumo de
esteroides antes que se comenzaran a realizar las pruebas antidopaje no era
"ilegal" o estaba "prohibido".
Los
esteroides habían sido poscritos desde muchoo tiempo atrás, específicamente en
1991. El que mucha gente, desde los jerarcas de Grandes Ligas, el gremio de
jugadores y hasta la prensa, se hizo de la vista gorda, es harina de otro
costal. Y los peloteros sabían que estaban obrando mal, lo cual se infiere en
la forma en la que se espantan cuando se habla del tema.
Texto Cortesía: Eric Núñez AP