Un nuevo comienzo para esta
estrella del baloncesto
Poco
o nada ha quedado sin escribirse en las pasadas dos semanas sobre la figura del
legendario Michael Jordan con motivo del 50 cumpleaños y su aportación al
deporte del baloncesto y en especial al de la NBA.
Muy
poco se ha escrito de los tres años en los que decidió abandonar su puesto de
estrella intocable dentro de la NBA para convertirse en un jugador de ligas
menores del béisbol profesional, donde no tenía ningún privilegio, ni
comodidad, pero si una gran paz interior y la posibilidad de alejarse de un
ambiente que no era el mejor para su vida.
Quienes
estuvieron cerca de Jordan cuando llegó a los Barons, el equipo que los Medias
Blancas de Chicago tenían en las ligas menores de la Doble-A , en Birmingham
(Alabama), aseguran que su decisión de dejar temporalmente la NBA le salvó su
carrera y su legado.
Terry
Francona, el actual piloto de los Indios de Cleveland, que tuvo la fortuna de
recibir a Jordan en el equipo que él dirigía en las ligas menores, recuerda que
su experiencia fue "única" y su "admiración" por Jordan
como profesional y persona "para siempre".
"Leí
como todo el mundo los rumores sobre el por qué de la decisión de dejar el
baloncesto, donde era la estrella indiscutible, lo tenía todo, tres títulos de
liga consecutivos, pero no se sentía a gusto consigo mismo", declaró
Francona. "El béisbol le dio la paz interior que no tenía en la
NBA".
La
realidad es que el año de 1993 fue muy duro para Jordan, al que se le relacionó
con problemas graves dentro del mundo del juego en los casinos y las apuestas,
además de haber sufrido la pérdida de su padre James Jordan, que murió de forma
trágica al ser asesinado.
Aunque
Francona nunca habló con Jordan de los motivos que le llevaron a jugar al
béisbol, se sabe que su padre había soñado que su hijo fuese jugador en el
béisbol de las Grandes Ligas.
"Lo
que sí sé es que en el baloncesto no estaba feliz, llegaba al campo aislado con
su música, jugaba el partido y respondía a los periodistas para irse",
explicó Francona. "Mientras que durante el año que estuvo con nosotros, en
1994, se sentía feliz, el deseo de pegar de hit en cada partido, era lo máximo
para él".
Francona
dijo que fue un honor el tenerlo como jugador porque era fácil entrenarlo, su
disposición a aprender y darlo todo en cada entrenamiento y partido era algo
increíble.
"Tengo
que decir que amo a Jordan", subrayó Francona. "No he visto a otro
profesional con tantas ansias de ganar en cada momento y en cada competición,
aunque fuese de entretenimiento", destacó Francona. "Le he visto
romper raquetas de tenis y una mesa de 'ping pong' después que no había podido
ganar".
La
primera temporada de Jordan en las ligas menores con los Barons disputó 127
partidos en los que bateó para promedio de .202, pegó tres jonrones, 17 dobles
e impulsó 51 carreras.
También
robó 30 bases, pero se ponchó 114 veces y cometió 11 errores como jardinero,
mientras que con los Scorpions de Scottsdale, en Arizona, Jordan ya logró .252
de promedio de bateo.
"No
tengo ninguna duda que si Jordan hubiese continuado en el béisbol profesional
hubiera logrado cosas importantes, pero lo más grande para él fue que durante
los tres años que estuvo apartado del baloncesto de la NBA recuperó la paz interior
que tanto necesitaba y se sintió feliz", agregó Francona. "El béisbol
también se sintió agradecido por tener a uno de los deportistas más grande de
todos los tiempos".
Jordan
jugó béisbol profesional con los Medias Blancas de Chicago y demostró que podía
competir, pero para entonces ya había vuelto a reencontrarse consigo mismo,
tenía de nuevo la necesidad de volver al deporte que lo era todo para él y
donde necesitaba dejar establecido para siempre su legado con otros tres
títulos de ligas consecutivos.
Texto: EFE
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