miércoles, 25 de septiembre de 2013

Sandy Koufax, un sobreviviente a la jungla de cemento




Conozcamos a este gran lanzador

Corría el año 1935, la ciudad de los rascacielos Nueva York dejaba sentir su desvalijada secuencia de vida ultrajada por los gajes del tiempo. Una secuencia antagónica amparada en la razón de vivir de una sociedad en completa desavenencia económica. Sus personajes caminaban de lado a lado buscando ansiedades añoradas que habían sido enviadas al fondo de un abismo controlado por el olvido.

Sin embargo no todo fue sin sabor, dentro de esa jungla de cemento crece un niño al cual el destino le tenía deparado un “regalo deportivo”. Era una especie de “don” que Dios le otorgaría y que le garantizaba una estancia placentera de 12 años en el mejor béisbol del mundo las Grandes Ligas.

Síganme amigos, vamos a las calles de Brooklyn para presentarle a Sanford “Sandy” Koufax, su verdadero nombre Sanford Braun, su padrasto Irving Koufax un gran abogado de la época le dio su apellido. “Sandy” como era llamado por sus amigos y familiares era un atleta natural que jugaba muy bien el baloncesto y el béisbol. Cuando contaba con 11 años de edad participa en la “Jewish Community House League” junto a otros chicos de su barrio en un torneo intramuro que le daba la oportunidad a los niños de desarrollar sus habilidades.

De esta manera el pequeño “Sandy” comenzaba a coquetear con el deporte vertiendo unas habilidades innatas. Más adelante consigue entrar a un equipo llamado Parkview de una “Liga Amateurs”, que efectuaban sus partidos en solares de arena hechos por ellos mismos para resaltar la ocasión. Era una liga a la que asistían diferentes “scouts” de la época buscando ayudar a los jóvenes en su sueño de ingresar al béisbol rentado. Un día, antes de un juego Sandy pasaba la bola por el cuadro como era usual, su dirigente observó la potencia de su brazo. Le dijo: “Oyeeeeee “Sandy”, tu puedes llegar a ser un gran lanzador, palabras con luzzzz. Posteriormente el equipo Parkview ganó el título de la liga, “Sandy” se había destacado de manera fenomenal y los busca talentos empezaron a cuestionarlo. Sin embargo, “Sandy” no estaba muy interesado en el béisbol puesto que había recibido una beca deportiva para jugar baloncesto en la Universidad de Cincinati.

En 1953, entra en la universidad como basketero, en su primer año como (freshman), anota 10 puntos por partido. En cierta ocasión después de un partido unas personas de los Dodgers de los Ángeles se reunieron con el muchacho, le ofrecieron un contrato de béisbol por la cantidad de $14,000 dólares, “Sandy le dijo: “Bye, Bye, Basketballlll”. En 1955, aquel niño que jugaba en las calles de Brooklyn estaba en uniforme en el viejo parque “Ebbets Field”.

Según la historia del béisbol Koufax en su segunda salida como “lanzador iniciador” blanqueó a los Rojos de Cincinnati, que sólo pudieron batearle un par de incogibles. Esa primera temporada de 1955, nuestro personaje lanzó para 2-2 en 41.2 entradas, participó en 12 partidos, comenzó lanzando en 5, completó 2 juegos, 33 “hits”, 28 bases por bolas, 30 ponchetes y efectividad de 1.46.

Perfecto
Uno de los muchos momentos emocionantes en la carrera de “Sandy”, acontece la noche del 9 de septiembre de 1965. Los Dodgers se enfrentaban a los Cubs de Chicago en el “Dodgers Staduim”, entrada tras entrada, uno dos tres, uno dos tres, iban cayendo los bateadores de los Cubs. Era una de esas salidas donde todo lo que tu tiras cae en el sitio indicado. “Koufax”, en su posición de lanzador del lado prohibido sus lanzamientos se movían en forma natural . Los Dodgers anotaron 1 carrera y estaban al frente en el marcador en la octava entrada. En la octava de los Cachorros “Sandy”, poncha consecutivamente a Ron Santo (tercera base, promedio de 285), Ernie Banks (jugó primera base ese año en 162 partidos con promedio de 265) y Byron Brown. Los 29,000 fanáticos en el estadio puestos de pies “coreaban” cada lanzamiento de “Koufax”, estaban ante el asombro de un gran recital “picheo” declamado desde aquella colina. Novena entrada, todo el mundo nervioso viene a batear Chris Krug (ponche), le sigue Joey Amalfitano (ponche) y Harvey Kuenn fue el ponche número 14 de la noche para Koufax.
Koufax comienza a correr alrededor del montículo, feliz y jubiloso, sus compañeros lo abrazan y le dan palmadas, era un “no hit, no run”, un juego perfecto.  Nadie del equipo Cubs se embazó, no hubo errores, ni tampoco bases por bolas, era la noche de Koufax.
En 1965, la artritis ataca su codo de manera inconsolable, aunque termina la temporada con marca de 26-8 (0.86), sus días estaban contados en el béisbol. Regreso al año siguiente (1966), a pesar de su dolama tuvo marca de 27-9 (0.98), vaya que dolama, uyyyyy, que bárbaro. Esta vez no había mañana y se acogió al retiro a la temprana edad de 30 años en el pináculo de su carrera.

Veamos los récord de Koufax: 1955 (2-2), 1956 (2-4), 1957 (5-4), 1958 (11-11), 1959 (8-6), 1960 (8-13), 1961 (18-13), 1962 (14-7), 1963 (25-5), 1964 (19-5), 1965 (26-8), 1966 (27-9). En el año 1965 establece una nueva marca en bateadores ponchados con 382. En 1964, obtiene el promedio mas bajo en carreras limpias (1.72) en la Liga Nacional desde 1933. Cinco años consecutivos como líder de efectividad en la Liga Nacional. Jugador Más Valioso en 1963, ganador de tres premios “Cy Young” que se le otorga a los lanzadores, durante su carrera ganó 165 partidos contra 87 derrotas para un significativo promedio de 655%, participó en 397 partidos, lanzó 2,324 entradas, 137 partidos completados, 817 bases por bolas, 9 juegos salvados y 2.76 de efectividad por vida. Jugador más joven en ser elegido para el Salón de la Fama, si no llega a ser por la artritis traumática que castigó a su codo, uyyyyyyy, imagínense amigossssss.


 Texto: Edwind “Kako” Vázquez
Cortesía Beisbol 007

No hay comentarios:

Publicar un comentario